“No es normal que la sociedad acepte versos que infravaloran, denigran e insultan a las mujeres”
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- 14 abr 2018
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Actualizado: 30 abr 2018
Una joven universitaria fan del reggaetón habla de este estilo musical
Juanfra Álvarez
Faltan siete minutos para las diez de la noche y, mientras espero a Natalia en una pizzería de las afueras de Sabadell, veo pasar a muchos jóvenes con bolsas de plástico. Seguramente lleven alcohol. Y seguramente van de botellón.
Llega Natalia Guerrero, joven estudiante de Periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona y fan incondicional del reggaetón, y me pide perdón por haberse retrasado un cuarto de hora, pero le ha costado elegir modelito para la noche, y es que después de nuestra cena ha quedado con amigos para salir de fiesta. Claro, es sábado y no tiene exámenes.
Conoce el sitio, por lo que se pide la misma pizza de siempre y me insta a que yo también lo haga. Pedimos dos pizzas de la casa y dos refrescos de cola. Mientras traen la cena suena de fondo “Mayores” de Becky G, canción de reggaetón que lo petaen todas las discotecas. Aprovecho para preguntarle sobre la letra de la canción, que dice “A mí me gusta que me traten como dama, aunque de eso se me olvide cuando estamos en la cama. A mí me gustan mayores, de esos que llaman señores, de los que te abren la puerta y te mandan flores”. Natalia cree que las letras de muchas canciones de este género menosprecian a las mujeres de manera explícita y “no es normal que la sociedad acepte que se hagan versos que normalicen estas actitudes machistas que infravaloran, denigran e insultan a las mujeres”. Este género es uno de los más escuchados en la actualidad por la juventud, pero ella está segura que “muchos adolescentes se sienten atraídos por el ritmo y no por la letra”. Afirma que como esta canción hay miles, y lo malo es que muchas personas, entre las que ella misma se incluye, no pueden evitar escucharlas, bailarlas y cantarlas y muchas veces no se paran a pensar que son versos denigrantes y ofensivos.
Hay que enseñar a distinguir lo que es una canción de lo que es la realidad, igual que se debe distinguir entre un videojuego y la vida real
Natalia comenta que le parece preocupante que los niños escuchen estas canciones, pero de la misma forma que le parece preocupante que jueguen con videojuegos que incitan a la violencia. Cree que hay que enseñar a distinguir lo que es una canción de lo que es la realidad, igual que se debe distinguir entre un videojuego y la vida real. “Lo que veo preocupante es que los niños dejan de ser niños muy rápido y debido a las nuevas tecnologías acaban conociendo este tipo de canciones cuando aún no tienen la capacidad de análisis y comprensión que necesitan para saber que lo que están cantando comporta actitudes machistas”. Ante la propuesta de algunas organizaciones de padres que creen que la mejor opción es prohibir a los niños escuchar este tipo de canciones, Natalia responde que se debe empezar por otras cosas que tienen más peso en nuestra vida cotidiana y que cambiándolas conseguiremos que la música también cambie. Todo debe cambiar a base de educación.

Un estudio realizado en el 2006 por el Rand Corporation, laboratorio de ideas que forma a las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, basado en el seguimiento de 1.400 adolescentes durante 4 años indicaba que cuanto más tiempo pasan los jóvenes escuchando música con contenido sexual “degradante”, antes se inician en el sexo. Hace referencia a aquellas canciones que presentan al chico como alguien insaciable sexualmente y a la chica como un objeto sexual. Según el estudio, escuchar este tipo de música puede repercutir en los roles que asumirán en el futuro unos y otros. Natalia, por su parte, no cree que el problema esté en las letras. Es cierto que la música es un elemento muy presente en la vida de la mayoría de jóvenes, pero las letras de las canciones van y vienen. Al escuchar una canción que nos gusta nos aprendemos la letra de forma inconsciente. “Estoy segura de que hay jóvenes que ni si quiera prestan atención ni se dedican a analizarlas” afirma ella.
La lucha feminista está cogiendo el protagonismo que se merece y musicalmente también se está haciendo notar
“El problema no es tanto las canciones, es la sociedad actual que ha permitido durante muchos años que se inculquen comportamientos machistas en todos los ámbitos, incluso en la música” recalca Natalia. Ante esta afirmación hago inciso en esos comportamientos machistas presentes cuando ella sale de fiesta. “¿Qué chica no ha tenido una mala experiencia en una discoteca?” responde. “Aunque no hace falta ni salir de fiesta, ni que sea de noche, ni que sea en una discoteca. He llegado a dar manotazos a chicos que se han creído con el derecho de tocarme el culo mientras bailo o a cogerme por detrás arrimándose mientras estoy con mis amigas”. Reconoce que es la típica situación que se produce cada noche que sale. Recuerda como una vez le llegaron a arrinconar dentro de un lavabo y tuvo que salir a empujones porque no había manera de que aceptaran un no por respuesta. Se trata de una de las experiencias más incomodas que ha vivido nunca. Y es que el machismo o el control de los hombres sobre las mujeres está tan extendido en la sociedad española que, por ejemplo, el 33 % de jóvenes de entre 15 y 29 años considera aceptable"controlar" a su pareja, según datos del informe "Percepción de la violencia de género en la adolescencia y la juventud" realizado por el Ministerio de Sanidaden 2015.
Mientras pedimos la cuenta nos es inevitable hablar sobre Operación Triunfo 2017 y el éxito que están teniendo algunos de sus concursantes. Natalia espera que canciones como “Lo Malo”, de dos artistas surgidas de dicho talent, con un claro mensaje feminista, logren ganar al reggaetón machista. En la última manifestación del Día de la Mujer se vieron muchísimas pancartas con versos de canciones feministas, pero “creo que es una cuestión de consciencia social”. Para que las canciones feministas ganen al reggaetón machista aquellos que componen y crean las letras de las canciones deben concienciarse sobre lo que están haciendo y las consecuencias sociales que un simple verso puede llegar a tener en todas las personas que los escuchan. “Creo que la lucha feminista está cogiendo el protagonismo que se merece y, musicalmente, con canciones como “Lo Malo”, también se está haciendo notar”.
Finalmente me convence para unirme a su grupo de amigos. Nos dirigimos hacia una conocida discoteca de Sant Quirze del Vallès, de más de 6.000 metros cuadrados.A sus puertas, la mayor parte de los coches estacionados se convierten en improvisadas barras de bar donde decenas de jóvenes celebran botellones, la versión más económica de echar un trago antes de entrar a la discoteca. Una vez dentro, evidencio todo lo narrado por Natalia, desde las canciones denigrantes hacia la mujer como los comportamientos machistas.
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