“Ser rapera es algo fuerte, es como ser una guerrera”
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- 16 abr 2018
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 30 abr 2018
El rap de Marta B es poesía para tus oídos
Ariadna Congost

Abre la puerta y a continuación, me invita a sentarme al sofá de su pequeño, pero no por ello menos acogedor, piso de estudiantes en el centro de Barcelona. Pronto me doy cuenta de la decena de hojas vestidas con tinta - y fragmentos de lo que podría ser un nuevo tema de Marta B - tiradas sobre la mesa. Alguna de ellas incluso sostiene cenizas del cigarro que sostiene entre los dedos.
Fotografía: Ariadna Congost
Con tan solo 19 años, Marta, nacida en 1998 en la ciudad de Lleida, se está haciendo su camino en el mundo del rap desde que con tan sólo 13 años - y sin que sus padres lo supieran - grabó su primer tema en “PutoStudio”, en su ciudad natal. Ha sido desde su mudanza a Barcelona que la rapera no ha hecho más que recorrer salas, conciertos y eventos de rap, haciendo que todos se quedarán con su nombre y quisieran saber más sobre ella.
Me pregunto de dónde viene esa pasión por escribir y la artista confiesa que con 10 años empezó a escuchar este género gracias a artistas como Nach, ZPU, El Chojin o SFDK. Sin embargo, fue el que marcó un antes y un después: “Sharif fue mi inspiración, su forma de escribir me parecía brutal, tenía una sensibilidad única”, cuenta la joven que admite que en sus inicios lo imitaba inconscientemente.
Entre todas las expresiones artísticas surge preguntarse… ¿Por qué justamente rap? A lo que corrige llamándolo poesía. ¿Poesía? Ella dice hacer poemas en vez de rap, porque el rap lo percibe más como un show, y no es precisamente lo que ella pretende hacer. “Lo que busco es hablar con otra persona, hablo conmigo misma mientras escribo y cuando recito hago que parezca una conversación entre tú y yo” – cuenta. La catalana confiesa que también le gusta cantar, pero que el rap es una forma de ser y, además, lleva un mensaje que va mucho más allá, y es el de “eres capaz de hacer todo lo que te propongas”. Marta considera que el rap transmite un mensaje de unión, respeto y lucha colectiva que no tiene ningún otro tipo de música. A esto le añade que ser rapera no tiene la misma connotación que ser cantante: “Ser rapera es algo fuerte, es como ser una guerrera”.
Desde su infancia tenía dificultades para expresar lo que sentía y fue en el rap donde encontró el refugio para entenderse a sí misma y saber qué es lo que quiere y lo que no – era justo ahí dónde empezaba el arte, en el no contarlo sino escribirlo sobre el papel. Todo esto, hasta que llegó el momento en que ya no sólo escribía para sí misma, si no que pensaba en grabarlo, en hablar de temas distintos, temas que podrían gustarle a la gente, sin dejar de lado, claro está, hablar de lo personal, que era lo que más le ayudaba.

Marta en un principio, como muchos jóvenes, empezó sin tener el apoyo de su gente más cercana. Sus padres por ejemplo no lo llegaban a entender: “Al principio les chocaba, ni si quiera lo veían como un hobby sino como algo que me iba a absorber y de darme aspecto de ‘chunga’, cosa que no les gustaba nada” – cuenta a carcajadas. Hoy la cosa ha cambiado. Parece que se han dado cuenta que su hija sí es rapera, le gusta subirse a un escenario para soltar un par de rimas, pero sigue siendo la misma. “Ahora hasta les hace ilusión verme también” – reconoce la ilerdense.
Pocos son los nombres de raperas conocidas, o, mejor dicho, valoradas en nuestro país. Parece ser que el rap se sigue asociando a hombres y no a mujeres, cosa que dificulta el reconocimiento de las mismas y hace que como Marta, en alguna ocasión se hayan sentido discriminadas. “Me he sentido discriminada por el hecho de no tenerme en consideración.” – luego manifiesta que es complicado que te llamen para un evento de rap si este no es especialmente para mujeres - “Ha sido difícil adentrarse porque tengo que llevar una coraza encima, ser más dura de lo q eres, porque tienes la sensación de que te van a pisar.” Aunque Marta explica que ha tenido que superar distintas barreras, que posiblemente un chico no haya tenido que experimentar, no cree que se trate de una discriminación general, cree que hay gente de todo tipo y que te pueden excluir por clase social o por ser lesbiana.
Ahora mismo Marta B se encuentra en un momento de metamorfosis, de transformación. Después de haber grabado su primera maqueta y que haya tenido buena acogida, admite que no ha llegado a cumplir aún su sueño. “Hace dos años no me imaginaba subir a un escenario, he ido viviendo pequeñas experiencias, pero considero que esto no es el fin, tan sólo el comienzo”. Su objetivo a corto plazo es no repetir sensaciones, no sentir que se ha estancado y en cada tema buscar la innovación y mejorar. A largo plazo desea que su música crezca, que llegue a mucha más gente y en 5 años quizás no vivir de la música pero sí que le diera cierta tranquilidad económica: “Lo más grande que he conseguido hasta ahora es que me llamen para los conciertos en vez de buscarlos yo o tener que buscar una sala, pero ahora que la cosa ha cambiado y son ellos quienes contactan conmigo, me gustaría poder cobrar al menos 400€ por bolo, que se valorara un poco más mi trabajo y lo que hago”.
Marta B ha pisado los escenarios del GhettoClub Lleida, el Teatre La GLEVA, el Poetry Slam Lleida, la Sala Barts y la Sala Diobar, entre muchos otros, dejando huella de su arte.
El camino para la joven promesa no acaba aquí, no quiere que expresar lo que siente se limite a maquetas, conciertos o slams – pese a que una de sus metas es triunfar en ese mundo y llegar al campeonato nacional – sino que rondan varías cosas por su cabeza, entre ellas un libro de poesía. “Tengo que encontrar el momento porque aún no conozco el mundo de las editoriales, pero sin duda es algo que tengo en mente y me haría mucha ilusión”.
Hoy por hoy, Marta sigue trabajando duramente y además de seguir con su música, la cual va por buen camino, también está sumergida en un proyecto audiovisual que se trata, nada más y nada menos, de 4 videoclips con función de maquetas. Tiene claro que no se va a dar por vencida, le queda muchísimo camino por recorrer y así lo manifiesta: “Seguiré con mi música y mi poesía hasta que se me quiebren los nudillos de tanto escribir”. Su discurso es claro y son esos nudillos quebrados de los que habla los que demuestran que es y seguirá siendo una verdadera guerrera.
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